CAPÍTULO 32
Los ángeles hablan por el poder del Espíritu Santo—Los hombres deben orar y adquirir así el conocimiento que imparte el Espíritu Santo. Aproximadamente 559—545 a.C.
1 Y ahora bien, he aquí, amados hermanos míos, supongo que estaréis meditando en vuestros corazones en cuanto a lo que debéis hacer después que hayáis entrado en la senda. Mas he aquí, ¿por qué meditáis estas cosas en vuestros corazones?
4 Por tanto, si después de haber hablado yo estas palabras, no podéis entenderlas, será porque no apedís ni llamáis; así que no sois llevados a la luz, sino que debéis perecer en las tinieblas.
5 Porque he aquí, os digo otra vez, que si entráis por la senda y recibís el Espíritu Santo, él os mostrará todas las cosas que debéis hacer.
6 He aquí, ésta es la doctrina de Cristo, y no se dará otra doctrina sino hasta después que él se os amanifieste en la carne. Y cuando se os manifieste en la carne, las cosas que él os diga os esforzaréis por cumplir.
7 Y ahora bien, yo, Nefi, no puedo decir más; el Espíritu hace cesar mis palabras, y quedo a solas para lamentar a causa de la aincredulidad, y la maldad, y la ignorancia y la obstinación de los hombres; porque no quieren buscar conocimiento, ni entender el gran conocimiento, cuando les es dado con claridad, sí, con toda la bclaridad de la palabra.
8 Y ahora bien, amados hermanos míos, percibo que aún estáis meditando en vuestros corazones; y me duele tener que hablaros concerniente a esto. Porque si escuchaseis al Espíritu que enseña al hombre a aorar, sabríais que os es menester orar; porque el espíritu bmalo no enseña al hombre a orar, sino le enseña que no debe orar.
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